LA OSADÍA DE CONSTRUIR PODER POPULAR

LA OSADÍA DE CONSTRUIR PODER POPULAR

domingo, 3 de abril de 2011

LA RESISTENCIA DESPUÉS DEL GOLPE

 Nosotros arribamos a la fábrica con la intención  de llevar la línea, de organizar a los trabajadores con el criterio de que estábamos sembrando. Y realmente aquello fue una transformación personal, porque vimos lo mucho que teníamos que aprender. En principio, asumir esa clase como propia.
 Hasta el año 79 nos abocamos a ese proceso, quedamos desconectados de la organización que había evaluado la necesidad de replegarse. Trabajamos en función de promover la unidad en nuestras fábricas. Vimos ahí adentro cómo se fue dando la resistencia en los momentos  más represivos de la dictadura, a pesar de la escasa experiencia de organización que tenían los compañeros, porque aquellos que habían participado en luchas anteriores habían sido secuestrados o despedidos. Igualmente se fue dando un rico proceso de resistencia, no muy visible, porque atemorizaba pensar en una lucha abierta de las características  de los años anteriores. Se trataba de retardar el trabajo, evitar el retorno a la tarea, o provocar la pérdida de la producción como una respuesta casi instintiva frente a las imposiciones de la empresa, al aumento de los ritmos de producción, recorte de derechos, reducir la cantidad de trabajadores para una misma tarea. Tratamos de construir desde donde pudimos, siempre había espacios, por ejemplo los partidos de fútbol que se organizaban los domingos, o cualquier otro encuentro. A pesar de que después  del golpe, las empresas comenzaron a agrandarse. Algunas esperaron un mes de ocurrido el golpe y como consecuencia la  modificación de la Ley de Contrato de Trabajo para accionar sobre los obreros, otras ni siquiera eso. Era común que hubiera “visitas” de los milicos a las fábricas, sólo para amedrentar. En Canale, sin que siquiera hubiera conflicto, los soldados armados recorrieron las secciones, revisaron cofres del vestuario.
 Recuerdo un día muy caluroso de 35º y aún más dentro de la fábrica Canale, con el calor de los hornos. Eran condiciones inhumanas, por lo que había compañeras que se desmayaban. Ese día terminamos nuestra jornada, nos cambiamos y fuimos todas a la oficina del jefe de personal. Ellos se las ingeniaron para que pasáramos a la oficina y habláramos de a una. No aceptaban un “reclamo colectivo” por estar prohibido por el gobierno. Pero después de una o dos dieron por terminadas las entrevistas. Luego, nos juntamos a la salida, para saber cómo seguir. La patronal aprovechó para “marcarnos” y después hubo represalias, sanciones. No hubo despidos, pero no pudimos organizarnos, se resistía desde lo espontáneo.
En el año 76, la  dirección de las FAP evaluó que había que replegar, criterio que no compartíamos, en ese momento Juanca y yo quedamos aislados.
                                                                   
  Susana Ancarola (exmilitantes de las FAP)



No hay comentarios:

Publicar un comentario